Tong Phouc Phuc, es un albañil de nacionalidad Vietnamita, quien comenzó con una promesa algo peculiar y terminó haciendo algo grandioso.
El albañil tuvo la maravillosa oportunidad de convertirse en padre en 2001. Cuando llegó el momento del nacimiento de su hijo y estando en el hospital para acompañar a su esposa, observó que entraban muchas mujeres embarazadas, pero a la hora de sus salidas, se iban sin sus bebés en brazos.
Phuc, descubrió que esas mujeres asistían al hospital para someterse a abortos y debido a eso, los bebés no tendrían la oportunidad de una vida. Abrumado y desesperado, ya que el parto de su esposa se estaba complicando, pidió a Dios que si todo salía bien en el nacimiento de su hijo, él ayudaría a otros niños.
Debido a su promesa, Tong, decidió comprar unos terrenos en la montaña Hone Thom, donde empezó su proyecto.
Solicitó ante el hospital los cuerpos de los bebés que habían sido abortados para así poder enterrarlos en la montaña, la cual convirtió desde ese momento en un cementerio para ellos y así darles su debido sepelio.
Al principio de todo este “loco proyecto”, su esposa pensó que Tong se estaba volviendo loco, pero no, era él siendo fiel a sus creencias, haciendo lo que para él era correcto. Estaba convencido de que los cuerpos de los bebés tenían alma y no debían quedar errantes.
El objetivo principal de todo este proyecto era que las mujeres reflexionaran sobre su decisión. Pero esto no era una decisión que ellas tomaban así de la nada, en Vietnam, el gobierno no le permite tener más de dos hijos por familia, de igual manera sucede que los maridos no les gustan utilizar métodos anticonceptivos.
Hasta el momento, Tong ha dado su debido sepelio a 10.000 bebés.
Las mujeres embarazadas de bajos recursos fueron en busca de la ayuda de Phuc, donde él tomó la decisión de crear un orfanato, sitio que serviría de estadía hasta que las madres dieran a luz a las criaturas. Hasta ahora, el orfanato se ha convertido en el hogar de 100 niños.
Continuaré con esta labor hasta el fin de mis días. Y espero que mis hijos continúen ayudando a otras personas cuando yo me haya ido”, declaró Tong.
A pesar de que Tong no cuenta con el dinero suficiente para mantener al orfanato, se esfuerza cada día, con la ayuda de sus familiares, amigos y donaciones para sobrellevar este hogar.
Puedes ver fotos y demás actualizaciones sobre el orfanato y el cementerio de Tong en su página de Facebook. Es maravilloso ver que todavía hay personas sinceras y fieles a sus principios, que ofrecen su ayuda sin esperar nada a cambio y Tong es muestra de que existen personas increibles en este mundo.
Lo que empezó como un cementerio, terminó siendo una bendición para muchos. ¡Recuerda compartir la historia de Tong con tus amigos!