En medio de la profunda crisis climática que atraviesa nuestro Planeta la increíble iniciativa que está llevando a cabo un par de amigos debería de inspirarnos a todos y demostrar que cualquiera puede hacer algo por revertir tanto mal que le hemos hecho a este mundo.
Se trata de Jia Haixia y Jia Wenqui, dos hombres de la provincia de Heibei en China, que en los últimos 15 años han dedicado su vida a la plantación de árboles.
La proeza que han hecho estas personas por sus propios medios resulta más asombrosa si tomamos en consideración sus condiciones físicas. Haixia es ciego de ambos ojos, mientras que a Wenki le hacen falta sus brazos.
“Yo soy sus manos y él son mis ojos. Hacemos un buen equipo”, dice Jia Haixia.
Cada uno de ellos ha superado sus propias discapacidades para convertirse en una fortaleza para el otro y juntos son verdaderos guerreros ecológicos.
Haixia, de 57 años, nació con cataratas congénitas que lo dejaron ciego en su ojo izquierdo y en el año 2001 sufrió un accidente laboral que lo llevó a perder también la vista en el ojo derecho.
Después de esto se quedó sin empleo y junto a Wenki decidió iniciar un proyecto para las generaciones futuras.
Los hombres alquilaron al gobierno local un gran tramo de tierra a la orilla del río en un intento por plantar árboles y sentirse útiles para el mundo.
Más que útiles, se han convertido en verdaderos héroes y le han dado una gran lección a más de uno.
Cada mañana, los chinos salen de su casa rumbo a su plantación, para lograrlo deben atravesar un río de rápido movimiento y durante todo ese trecho Haixia se trepa a la espalda de Wenki. Él es la guía de su compañero.
Basta verlos para llenarse de admiración hacia ellos.
Una vez que han llegado al lugar desembolsan su martillo y una barra de hierro para comenzar a hacer los agujeros en los que plantarán los nuevos árboles.
Sin dinero para comprar semillas, los solidarios amigos utilizan semillas frutales que otros desechaban.
En ocasiones, Haixia también se trepa a algunas ramas de árboles para tomar las semillas, mientras Wenki le guía.
Por lo general es Haixia quien cava los agujeros y planta los árboles, mientras Wenki se encarga de regarlos.
Para este par las responsabilidades están más que repartidas, cada uno sabe perfectamente lo que debe hacer o esperar que haga el otro.
Durante décadas la rutina de Haixia y Wenki ha sido misma pero ellos lo hacen encantados, a pesar de todo el trabajo y esfuerzo físico que esto pueda implicar.
«Los frutos de nuestro trabajo son más deliciosos», agrega el Sr. Wenqi.
Estas personas son un gran ejemplo para el mundo, la labor que hacen es realmente admirable e inspiradora. Para ellos no hay ningún tipo de excusa cuando de ayudar al Planeta se trata y lo mejor es que en esto también han encontrado su propia felicidad y propósito de vida.
Por favor comparte su historia y ayúdanos a reconocer su gran trabajo. Que su ejemplo también inspire a otros a hacer algo por el Planeta ¡No hay excusas!