Cuando se quieren hacer las cosas siempre se consiguen las maneras a pesar de los obstáculos. Eso lo demostró un profesor en México, el deseo porque sus estudiantes se motiven y se sientan a gusto en sus clases virtuales lo llevó a crear un ambiente amigable que conmovió a todos los internautas.
Héctor Escobedo Hernández es un profesor que se desempeña en la escuela Narciso Mendoza, de Reynosa, Tamaulipas. Está consciente de los retos que tiene la comunidad educativa ante la coyuntura que se vive por la dificultad de realizar las clases presenciales.
Es un nuevo reto que se debe enfrentar, no se trata solamente de adaptarse a las nuevas tecnologías de la información y comunicación, sino de lograr que la atención e interés de los pupilos se mantenga, para que el proceso de enseñanza y aprendizaje conserve los debidos estándares de calidad.
“Me estoy organizando con los niños para atender sus necesidades, porque entiendo que hay más niños en casa que pueden utilizar los equipos de tecnología. Vamos a distribuir los horarios, de manera que no sea tedioso, y buscar diferentes canales, como televisión, celular, WhatsApp o Facebook”, dijo el docente.
Y nada mejor que mostrarles un espacio virtual atractivo donde les provoque estar y permanecer. Por eso se le ocurrió la excelente idea de acondicionar el ambiente lo más encantador y amigable posible. Y con su esfuerzo propio y la ayuda de su familia pudo lograrlo.
“Quería que los niños tuvieran un lugar que les llamara la atención, ya que en este confinamiento la cuestión psicológica y emocional es importante, y teniendo un espacio agradable para ellos y para mí, nos motiva para desarrollar el aprendizaje”, dijo el buen profesor.
El laborioso y comprometido hombre rescató una pizarra abandonada de un depósito de la escuela, lo limpió y acondicionó. También dio algunos retoques a libreros y muebles de su hogar para convertirlos en el mobiliario para su agradable salón de clases.
“El clóset se convirtió en la puerta de entrada a Narnia para poder abrir y sacar un sombrero o una corbata para narrar historias, ya que, en la película, cuando abrían el ropero, entraban a un mundo totalmente diferente. Quise decorar con artículos que ya no ocupaba de la escuela”, puntualizó el profesor Escobedo Hernández.
Su hija le permitió que usara su televisor, con cables incluidos, y su habitación para que sirviera como salón, y la verdad es que el resultado final fue muy satisfactorio. Ahora sus treinta alumnos tienen una cita desde las 13:30 a 17:00 horas y ninguno quiere perdérsela.
No hay duda de que la pandemia ha traído mucho pesar, pero también ha permitido sacar un cúmulo de sentimientos, talentos y bondades en muchas personas que se sienten más comprometidas que nunca para superar todas las dificultades.
Comparte esta hermosa historia con todos tus amigos, y sé un profesor Escobedo más en tu pequeño espacio de vida.