En la actualidad existen hogares que han quedado divididos, ya sea por un divorcio o por viudez, forzando a que la responsabilidad de dos personas recaiga en una sola, sea en el padre o en la madre, quienes asumen el reto de la crianza de los hijos por cuenta propia, de forma desinteresada y servicial.
Es muy duro para un niño ser objeto de burlas o agravios en sus entornos sociales solo por el hecho de no tener a sus padres juntos como la mayoría de los niños. Esto puede generar cuadros complejos de ansiedad y depresión a largo plazo, así como también trastornos de la personalidad al no existir alguna de las figuras paternales durante el proceso de crecimiento del joven.
Sin embargo, es bien sabido que muchas madres solteras hacen el papel del padre cuando se trata de trabajar, podar el césped, realizar arreglos de fontanería e incluso reemplazar llantas de vehículos, rompiendo con el estereotipo anquilosado de la delicadeza de las damas, empoderando al género con las cualidades masculinas de proveedor del hogar, pero con la calidez de una madre.
Y aunque no sea una actividad tan laboriosa, Whitney Kittrell, de 27 años y quien reside en el estado de Utah, ha tenido que emprender para darle una estabilidad emocional a sus dos hijos, en especial al pequeño Lucas de 5 años, quien temía la ausencia de su representante en un evento escolar conocido como “Dads and Doughnuts Day”, donde todos los padres se reúnen para compartir con sus hijos, como parte de la Semana Familiar de su escuela.
Ya que Whitney trabaja duro y estudia para ser terapeuta respiratorio, desafortunadamente no tuvo tiempo para asistir a un evento previo similar al antes mencionado pero dedicado a las madres, conocido como “Moms and Muffins Day”. Debía hacer algo al respecto para solventarlo y lo que se le ocurrió dejaría a su pequeño fascinado y además les daría una lección a todos los presentes.
Vistiendo un conjunto deportivo con una camisa ancha, una gorra y con un bigote pintado, Whitney atendió valientemente al llamado de la escuela ante la mirada atónita de las personas allí reunidas. Otras madres fueron vestidas normalmente, pero la intención de la señorita Kittrell era ver la sonrisa alegre de su hijo, quien con una expresión divertida les dijo a todos:
¡Esta es mi madre y también mi padre!”
Su ingenio le valió el reconocimiento de muchos tanto en la escuela como también en las redes sociales, recibiendo incluso llamadas de agradecimiento por su esfuerzo y dedicación, aunque la modesta madre afirma que no ha hecho “nada que otro padre no hubiese podido hacer”.
Su mensaje de conciliación y consuelo es para aquellas madres solteras, e incluso padres, recordándoles que merece la pena sacrificarse y esforzarse más allá del límite para propiamente conseguir la felicidad en la sonrisa de sus pequeños.
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