La pandemia por coronavirus no se detiene y sigue mostrando su alta letalidad, especialmente con los indefensos ancianitos que luchan por mantenerse con vida, al lado de sus seres queridos, siendo la saturación de los hospitales una de las más terribles problemáticas.
Como si se tratara de una escena de terror, hace unos días unas desgarradoras imágenes aparecieron en las redes sociales, haciéndonos poner los pelos de punta ante la difícil situación que enfrentan los países que se están viendo rebasados por la contingencia.
En Brasil, uno de los países con más personas contagiadas por la enfermedad y fallecimientos, unos pobres ancianitos que se encontraban en el Hospital João Lúcio tuvieron la mala suerte de ser aislados en una habitación, junto al cuerpo de un paciente sin vida.
Pese a la terrible experiencia, los ancianitos se vieron forzados a compartir la habitación con la persona fallecida durante 13 largas horas.
“Miren donde fue colocado mi padre aquí en João Lúcio. Y todavía hay un muerto aquí desde el amanecer, un muerto aquí. Qué descuido”, dijo Miriam Barros, hija de uno de los ancianos.
Hasta el viernes 18 de noviembre, el COVID-19 había acabado con la vida de más de 5.000 personas en todo el Amazonas y más de 500 seguían hospitalizadas con la enfermedad. El hospital de referencia para pacientes con la enfermedad, el Hospital Delphina Aziz, tenía ocupadas más del 90% de las camas de UCI.
Al ingresar a la unidad, el señor Olavo Barros se encontraba acostado en una camilla en el piso de la sala, detrás del cuerpo de un hombre que falleció al amanecer. Mientras que otras dos personas mayores con coronavirus también estaban en la escena.
“Cuando me encontré con eso, salí de la habitación y grité: ‘¡Saquen ese cuerpo de aquí. Mi padre está siendo tratado!’. Al amanecer el cuerpo estaba todavía en la habitación”, señaló Miriam.
Una mujer de 86 años también fue ingresada en la habitación, pero la familia decidió sacarla de la unidad después de verla en un sillón improvisado, a modo de camilla, y sin ayuda.
«Se cayó 2 veces de la camilla y tuvimos que llamar a los técnicos para que vinieran a ayudarla. Su hija tomó la muñeca de su madre y dijo que no iba a dejar que muriera allí«, comentó Miriam.
Según los familiares, tras las acusaciones, Olavo y otra persona mayor fueron trasladados a una sala improvisada para ayudar a los pacientes con coronavirus, Mientras que en el sitio web de la Secretaría de Salud del Estado (SES-AM), se afirmaba que el Hospital João Lúcio no contaba con camas disponibles para recibir más pacientes.
Mediante un comunicado, el Departamento de Salud del Estado lamentó lo sucedido e informó que investigará la situación para determinar las responsabilidades. Sin embargo, la terrible experiencia ocasionó que el padre de Miriam, Olavo Barros, de 90 años, falleciera tan solo horas más tarde.
Lamentablemente, no todas las personas pueden disfrutar del fin de año al lado de su familia. Sumémonos a su dolor y actuemos responsables en honor de todos los caídos en la pandemia.
No te vayas sin compartir este dramático caso con todos tus amigos y recuerda seguir cuidándote en todo momento. ¡No bajes la guardia!