No hay nada que un padre no haría por el bienestar de un hijo. Esto lo demuestra ejemplarmente un anciano de 54 años brasileño al que no le importa recorrer en bicicleta decenas de kilómetros, para poder llegar al hospital donde se encuentra su hijo y rezar por él.
Las oraciones las recita el servidor público Jairo Justino frente al hospital donde su hijo, Daniel, se encuentra en tratamiento desde el pasado 22 de julio, como un acto de fe. Por eso, todos los días sale de su casa, sin importar el clima hasta el Hospital Santa Ignês, en Indaiatuba.
Cuando llega frente al edificio de la unidad de salud, extiende los brazos, cierra los ojos y reza una oración para pedir por la recuperación de su hijo, quien se encuentra hospitalizado en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) con covid-19. El proceso se ha repetido durante más de dos meses; y solo después de orar, Justino regresa a casa.
La rutina de fe está dedicada a Daniel, que tiene 27 años. Justino estaba rezando en su casa, pero decidió ir al hospital porque tenía ganas de estar cerca de su hijo, algo que los 13,4 kilómetros diarios que recorre en bicicleta son suficientes para evitar.
«Vengo todos los días, llueva, haga sol o sea festivo. Estaciono mi bicicleta, rezo mis oraciones y vuelvo a casa cantando. Es mi acto de fe, una forma de pedirle a Dios que cuide la vida de mi hijo», dice Justino.
El dulce gesto fue capturado por el personal del hospital, que publicó una foto en Internet que se volvió viral rápidamente.
“A todos los que estamos aquí en el hospital, a todo el equipo, nos emocionó mucho este gesto porque la fe ayuda en el tratamiento”, dijo la coordinadora de enfermería, Débora Bezerra.
Daniel estaba en una condición muy grave, fue intubado durante 30 días ya que su sistema respiratorio estaba comprometido por el coronavirus, pero su salud está mejorando y su padre piensa que es debido a su fe.
Todavía no hay un pronóstico tan favorable para que Daniel sea dado de alta del hospital, pero su padre dice que continuará yendo al lugar para orar, incluso después de que esto suceda.
«El hecho de que mi hijo sea un privilegiado en este momento de oración, que las cosas le vayan bien, no va a hacer que le dé la espalda a las otras personas que están en el hospital. Rezo por todos los que están aquí, y seguiré viniendo a rezar. Todo saldrá bien”, afirma el hombre.
Confiamos en que muy pronto Daniel por fin reciba el alta médica y pueda volver a abrazar al grandioso hombre que es su padre. ¡Nuestros mejores deseos están con ustedes!
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