Dicen que para el amor no hay barreras ni mucho menos fronteras que impidan que dos personas que se aman puedan estar juntas. Nuestra historia es sobre dos jóvenes que no vieron obstáculos sino oportunidades para ser felices.
Grigrory Prutov nació en Vladovostokm Rusia, con una condición que le impedía mover gran parte de su cuerpo, solo y débil, Internet se convirtió en su mejor aliado.
Cuando Grigory tenía 20 años apenas pesaba 20 kilos.
Grigory fue diagnosticado con atrofia muscular, lo que hace que su columna vertebral se deteriore por completo y requiera atención las 24 horas del día.
A pesar que los médicos estimaban que viviera hasta los cinco años, con el paso del tiempo se ha convertido en un milagro de vida. A diferencia de muchos jóvenes, Grigory no tuvo una vida normal, cada vez que salía tenía que soportar miradas de desprecio y ser el escarnio de personas insensibles.
El joven encontró refugio en Internet donde se atrevió a compartir sus sentimientos en línea.
No puedo experimentar el mundo en toda su belleza. No puedo nadar en un río o en el océano. No puedo correr por la hierba sin dolor. No puedo ayudar a mis amigos a cargar cosas. No puedo cuidar a las personas que amo. No puedo hacerlos felices”.
A pesar de su condición, el joven tiene una habilidad para expresarse a través de las palabras, en su publicación escribió otro fragmento en que dice lo siguiente:
Nunca sabré cómo es ser amado, cómo se siente cuando alguien te quiere, cuando alguien está celoso u orgulloso de presentarte. Nunca sabré lo que es abrazar a alguien que amo, protegerla, bailar con ella, darle flores o hacerle un regalo”.
Para sorpresa de todos, dos meses después de su publicación conoció a quien se convertiría al amor de su vida, Anna, una joven de Kazajstán, una joven romántica apasionada del arte y la literatura, por largo tiempo estuvieron conversando en línea, pero Grigory temía que su joven damisela se decepcionara cuando supiera sobre su condición.
Decidido a compartir sus sentimientos y arriesgarse por algo sincero, le envío una fotografía de él.
Sin dudarlo, Anna viajó 3000 kilómetros para conocerlo en persona, la pareja se enamoró profundamente y sin perder tiempo decidieron casarse, una boda que en principio era sencilla se convirtió en algo extravagante celebrado a nivel nacional.
Desde luego, que muchas personas cuestionaron la unión de dos seres tan distintos, incluso fueron protagonistas de burlas.
A los jóvenes no les importó lo que algunos decían y decidieron apostar por su felicidad.
Con el paso del tiempo la feliz pareja decidió romper todo pronóstico y dieron darle la bienvenida a su pequeño hijo. Ahora son una hermosa familia de tres, que sin posturas raras ni apariencias engañosas demuestran que la verdadera esencia del amor está lo que sientes y no en lo que ves.
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