La vida nos trae sorpresas, algunas de ellas pueden ser positivas, pero otras son preocupantes y representan un cambio drástico en el día a día. Sin embargo, no importa qué tan difícil sea ese cambio, nunca nos podemos rendir. Eso nos lo demuestra Victoria Arlen.
Victoria Arlen nació en un parto de trillizos, su infancia transcurrió de manera normal, le encantaba bailar, además de tener un futuro muy prometedor en el mundo atlético. Pero todo cambió drásticamente en el año 2006, cuando Arlen tenía 11 años.
La niña empezó a sentir varios síntomas de gripe, el malestar provocó que se desmayara en reiteradas ocasiones y presentara un cuadro de pulmonía.
Cada día la salud de la pequeña se deterioraba y en dos semanas, la joven quedó inválida de su cintura hacía abajo. Al poco tiempo, dejó de hablar, de comer y moverse. Lo que se creía que era una simple gripe, se trataba de una inflamación en el cerebro y en la médula espinal.
Los médicos declararon a Victoria en estado vegetal y su familia tuvo que hacerse cargo de todas las necesidades de la niña. Jacqueline, su madre, fue una de las más afectadas por el triste estado de salud que presentaba su hija, ella creía que ya la habían perdido.
La familia Arlen no se daría por vencida y cuidaron de la pequeña todos los días, y a los dos años pudieron notar algo diferente en Victoria. Los médicos informaron que la chica ya había despertado pero que todavía no podía controlar su cuerpo.
Esta fue una noticia muy importante para los Arlen, porque sabían que su pequeña los escuchaba y los comprendía, sin duda alguna, es una nueva esperanza de recuperar a Victoria que alegró a todos.
Sin embargo, los días para Victoria eran muy difíciles, ella estaba consciente de lo que pasaba a su alrededor, pero lastimosamente no podía hacer nada al respecto.
Pero después de cuatro años, en el 2010, Victoria empezó a volver a comer, a hablar y a movilizar sus brazos. Cuando dijo su primera palabra su familia no podía creerlo, era el milagro que tanto habían esperado.
Las piernas de Arlen aún no se movilizaban y era algo frustrante para la chica, pero su familia estaba dispuesta en ayudarla en la batalla para que volviera a caminar.
La chica empezó con terapias en el agua y todo mejoró. De hecho, Victoria se convirtió en una de las mejores nadadoras de su ciudad. Por su increíble habilidad en el nado, representó a los Estados Unidos para los Juegos Paralímpicos de Verano del 2012 en Londres, ganando cuatro medallas, una de oro y tres de plata.
“El optimismo es la creencia que conduce al logro. Nada puede suceder sin esperanza y fe”, es una de las frases más populares de Victoria, y tiene toda la razón.
Ahora, Arlen es toda una personalidad en el campo deportivo y televisivo. Ella se encarga de compartir su experiencia para que los demás aprendamos a nunca rendirnos.
Siempre es hermoso encontrar estas historias que nos elevan el ánimo y nos enseñan a valorar nuestras vidas y reconocer que todos somos capaces de cumplir nuestros sueños.
¡Comparte la esperanzadora historia de Arlen con tus amigos!