Cada niño que llega a este mundo es una bendición, un milagro. Un bebé es un ser único y maravilloso, por eso nos preocupamos cuando deciden salir de la calidez de su “cascarón” materno mucho antes de tiempo. Es entonces cuando deben ser colocados en incubadoras, hasta que su condición de salud mejore.
Se trata de grandes luchadores desde el principio de sus vidas, quienes han sido homenajeados por el grupo médico adscrito a la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales del Hospital Divina Providencia, en Brasil.
Los médicos decidieron vestir a los prematuros como boxeadores para simbolizar su espíritu de supervivencia.
“Los bebés prematuros nos dejan una gran lección, ya que están cargados de una fuerza infinita que muy pocas veces alcanzamos a apreciar”, dijo Suellen Michelena Severo, enfermera.
De esta forma, a todos y cada uno de los nuevos bebecitos nacidos en el hospital carioca, se le proporcionó un traje con pantaloncillos cortos al mejor estilo de Muhammad Ali, para representarlos como verdaderos guerreros quienes luchan con todas sus fuerzas por mantenerse de pie en este ring que es la vida.
“Decidimos vestirlo como lo que son: como boxeadores, como guerreros de vida”, añadieron desde el Divina Providencia.
Además del diminuto short, cada bebé recibió un cinturón y unos delicados y bellísimos guantes tejidos a mano, para simular aún más el conjunto que completa el aspecto de un pugilista.
La idea surgió del personal sanitario para mostrarle a los padres que no estaban frente a cualquiera, sino que sus hijos eran grandes peleadores deseosos por asegurar la victoria, salir airosos y continuar creciendo sanos, fuertes y felices.
Fueron 16 pequeñines en total, quienes fueron ataviados con mucho amor y cuidado por las enfermeras presentes en ese momento en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales. Fue un gesto precioso que ninguna familia podrá olvidar, detrás de las paredes del área donde permanecen los bebés, hay unos padres muy preocupados que cada día mantienen la esperanza de que sus pequeños se vayan a casa.
Por su parte, según aseguraron los ideólogos de esta particular forma de recibir a los pequeños, es muy gratificante involucrarse así con los niños, pero, que además, emociona ver los rostros de los padres quienes, agradecidos se sienten más seguros y tranquilos.
Y es que, sin lugar a dudas, a nadie le gustaría tener que pasar por este tipo de trances, nadie quiere tener un bebé prematuro, pero si eso llega a suceder, en este fabuloso hospital de Brasil están abocados a hacer de esos momentos de convalecencia unos mucho más llevaderos para los padres y los bebés.
Durante el proceso de incubación de un bebé prematuro se observa, por una parte, una cierta conciencia visual-motora-sensorial en el niño; en los padres, por otra, aparece el proceso afectivo que les suscita el cuidado y cómo decodifican los mensajes que emite su hijo.
Con frecuencia afloran distintas emociones que van desde la tristeza y el desconcierto hasta la felicidad de celebrar cada logró de los bebés que responden positivamente al tratamiento que reciben.
No es fácil para los padres despedirse de sus pequeñitos cuando la madre recibe el alta médica, pero ellos permanecen ingresados en el hospital.
Por eso es tan importante que las familias reciban muestras de apoyo mientras atraviesan esta etapa, esa espera que se hace tan larga hasta que finalmente pueden sostener a sus hijos entre sus brazos y darle la bienvenida a su hogar.
La historia de estos 16 bebés nos sirve para no olvidar que los límites, en verdad, se los impone uno mismo. Tal y como dentro de cada uno de estos ángeles, existe un guerrero dentro de nosotros esperando la oportunidad de descollar y demostrar al mundo lo fuertes que podemos ser en realidad.