Todos, de alguna u otra forma, han experimentado los efectos económicos ocasionados por la severa crisis del coronavirus. Sin embargo, son las familias más humildes las que más han padecido los estragos de la mortal enfermedad, viéndose obligados a sobrevivir con los pocos recursos que les quedan.
Jamás esperaron vivir dentro del viejo autobús que es la única posesión que les queda
Esta es la historia de la familia Gazca Ojeda, cuyos 8 integrantes, incluyendo 5 vulnerables niños y tres adultos, han tenido que vivir casi un año en un viejo autobús, debido a que se quedaron sin ingresos económicos para poder rentar una vivienda.
Antes de la pandemia, Carlos, su esposa Isabel y su suegro, se dedicaban a trabajar en las ferias de toda la República Mexicana. Además de manejar los juegos mecánicos para entretener a los visitantes de la feria, también vendían alimentos o se dedicaban a realizar juegos de azar.
Isabel trata de consolar y dar abrigo a sus pequeños hijos
Pero, con la llegada del coronavirus, las ferias fueron suspendidas y con ello se quedaron completamente desempleados y desamparados.
Tuvieron que adaptar un viejo autobús que los acompañaba en las ferias como su nuevo y reducido hogar, dentro de él colocaron tres pequeñas camas que se distribuyen para dormir, una cocina y su televisión.
Es en ese reducido espacio donde Isabel se las ingenia para lavar sus platos y cocinar para su familia. Mientras que se bañan y lavan su ropa en unas instalaciones de asistencia social cercanas, bajo la coordinación de la institución llamada DIF.
Esta familia ha tenido que sobrevivir de la caridad de las personas que transitan por las calles de Toluca, en el Estado de México.
Repararon las pocas alcancías que guardaban de cuando vendían en las ferias, para poderlas intercambiar por alimentos y otros productos de primera necesidad.
“Las pocas alcancías que teníamos del tiempo que trabajamos en las ferias, las reconstruimos, las arreglamos para poderlas ofrecer y así la gente nos pueda ayudar con alimentos, despensa, ropa”, narra el señor Carlos.
Pese a que no dejan de reconocer que las personas les han brindado todo su apoyo, la situación no deja de ser complicada, especialmente para los niños que viven en condiciones precarias y se enfrentan al cruento frío propio de la zona.
Intercambian sus alcancías por paquetes de alimentos
“Es complicado tenerlos de esta forma. A veces pongo tantita leña para que haga adentro un poquito de calor”, señala el abatido padre de familia.
Por lo pronto, los Gazca no ven para cuándo su situación pueda mejorar. Confían en que este año puedan reabrirse las ferias y, con ello, consigan recuperar su vida. Para ayudarlos, se les puede contactar al número telefónico: 55 2243 4205.
No dejes de agradecer por tener un techo donde descansar con tu familia, salud y alimentos. Pero, sobre todo, brinda siempre ayuda a quien más lo necesita. Comparte.