Wang Mingging vio por última vez a su hija el día 8 de enero de 1994 cuando se encontraba jugando en las adyacencias a la frutería que él mantenía con su esposa en la ciudad de Chengdu.
La pequeña de cuatro años Wang Qifeng, desapareció de la vista de sus padres, ellos empezaron a gritar con desespero preguntando a todas las personas alrededor, todo sucedió en cuestión de cinco minutos.
Emprendieron un operativo de búsqueda durante varios días, pero no obtuvieron resultados y lamentablemente no pudieron dar con su paradero.
Pero el padre no estaba dispuesto a rendirse, así que acudió a la policía y a las organizaciones que acogían a niños para preguntar por su hija, revisó su hombre en muchas listas de desaparecidos y publicó su foto en un periódico.
En 2015, él comenzó a trabajar como conductor para la compañía de taxis más grande de China con un objetivo especial: “Conduciendo un taxi puedo encontrar pasajeros de todas partes de China y les puedo pedir que me ayuden a encontrar a mi hija”.
Así fue como repartía a casa pasajero una tarjeta con información y una foto de su hija suplicando que lo ayudaran a difundirlo para que llegara al mayor número de personas posible.
Su objetivo se cumplió, miles de personas conocían su caso y el programa de televisión más importante de China sobre búsqueda de personas lo ayudó a encontrar respuestas sobre el misterio con el que ha vivido tantos años en medio de angustia y dolor.
Supo que era ella a la menor a quien buscaban con tanto empeño y finalmente 24 años después se reencontró con sus padres.
“Ella vendrá a Chengdú en avión desde Jilin y nos veremos. Me gustaría llevarla de regreso a nuestra ciudad natal Ziyang, para ver a todos nuestros familiares”, dijo el padre tras enterarse de la grata noticia.
Él tenía la esperanza de que un día su hija fuera la pasajera de su taxi, constantemente decía. “Un día mi hija puede ser la persona que se siente en mi coche”.
Gracias a su iniciativa de repartir información en su taxi, su caso fue conocido por millones de personas. La policía decidió ayudar e hizo un retrato dibujado de cómo se vería Qifeng en la actualidad y la imagen se hizo viral.
Cuando Kang la vio se encontraba a tres mil kilómetros de distancia, se reconoció de inmediato, compartía rasgos particulares con el retrato tal como una cicatriz en su frente y las náuseas que sufría al llorar.
Así que contactó a Wang, la sometieron a una prueba de ADN y el resultado fue positivo, el pasado lunes conversaron por primera vez y el día siguiente se vieron en persona después de más de dos décadas.
“Papi te ama”, le dijo Wang entre llanto, “a partir de ahora papá está aquí, no necesitas preocuparte por nada, papá te ayudará”.
La joven vive al norte de Jilin con su esposo e hija, relató que “Todo el mundo me dijo que no tenía madre, ¡pero la tengo!”.
Wang dijo, “No puedo decirles cuánta esperanza, decepción y desesperación hemos sufrido en los últimos 24 años. Ahora por fin podemos volver a encontrarnos”.
La pequeña fue criada en un pueblo a 20 kilómetros de la casa de sus padres, no se conocen detalles de su vida durante el tiempo en el que estuvo desaparecida, solo que siempre pensó que era adoptada.
Todo el país celebra el reencuentro de esta familia que ha conmovido al mundo con su historia.
En China, se estima que anualmente decenas de miles de niños son raptados y vendidos para su adopción. No te vayas sin compartir este emotivo final feliz.