Yahya es el protagonista de esta historia, una de esas que difícilmente podré olvidar. Él nació en Jabaly, un pueblo muy pequeño de Marruecos.
Este pequeño llegó al mundo sin ojos y sin parte de su nariz. Su madre tuvo complicaciones durante el embarazo que causaron anomalías en la formación de los huesos de su cara.
El pronóstico era fatal, pero era muy valiente y venció todas las adversidades que se le presentaron rodeado del amor de sus padres. A pesar de que no le daban esperanza de sobrevivir, le demostró al mundo que podía crecer siendo un niño muy feliz.
Para Yahyah la vida no era fácil, tenía que enfrentarse a las dificultades de su condición y al rechazo de la gente que lo veía. En su pueblo lo discriminaban tanto que incluso los médicos no querían operarlo. Sus padres mantenían su cara oculta para evitar las burlas de la gente.
Hiba era su mejor amigo, un niño que jamás se preocupó por el aspecto deforme de su rostro.
Un día un gran amigo de su familia publicó la historia de Yahyah en su perfil de Facebook solicitando apoyo de médicos calificados que quisieran ayudarlo a mejorar su calidad de vida, a hablar y desarrollarse con normalidad.
Fátima Baraka leyó la historia desde el otro lado del mundo. Ella había superado un cáncer de mama y sintió mucha afinidad por Yahyah. Ella nació en un pueblo cercano al suyo.
Estaba dispuesta a ayudarlo, así que se encargó de buscar un cirujano que estuviera dispuesto a reconstruir el rostro del pequeño y encontró al doctor Tony Holmes, de Melbourne.
Era grandioso, Fátima viajó a casa de Yahya y se reunió con él y su familia antes del viaje a Australia.
En el año 2014 viajaron a Melbourne para que el doctor Tony Holmes, junto a un gran equipo, se encargaran de realizar la anhelada cirugía.
Antes Yahya fue sometido a una serie de pruebas, a una tomografía computarizada y a una resonancia magnética para evaluar si era viable la operación.
El doctor comentó que era un procedimiento muy difícil. Si la puntuación de máxima complejidad fuera 10, esta operación tenía un 9,5. Pero a pesar de los riesgos estaba decidido a operarlo y en diciembre de 2014 se realizó la cirugía.
Todo el esfuerzo valió la pena. Se esperaba que la cirugía durara ocho horas, pero se prolongó mucho más tiempo. El pequeño había perdido más de la mitad de la sangre de su cuerpo. El doctor unió las dos partes de su cráneo y reconstruyó la nariz con su propia piel.
Durante 18 horas estuvieron trabajando para reconstruir la nariz y los huesos de la cara de Yahya. El complejo procedimiento quirúrgico fue financiado por donaciones y por los servicios que prestaron gratuitamente varios médicos.
Los padres de Yahya lloraron de alegría al ver el nuevo rostro de su hijo, estaban muy agradecidos con el doctor Tony. Yahya es el hermano mayor de la pequeña Amal, quien nació cinco semanas después de su operación.
A Yahya lo describen como un niño muy inteligente, con mucho potencial y capacidad de tener un futuro brillante y saludable.
Fátima aseguró que el pequeño se ganó su corazón y está muy complacida de haber puesto su granito de arena para regalarle una vida nueva.
Yahya necesita prótesis oculares y otras cirugías en su nariz. Aprendió a caminar y su manera de desenvolverse cambió para siempre, ya nadie lo rechaza por su apariencia y se siente plenamente feliz con su nuevo rostro.
Durante un programa de televisión agradeció al doctor Tony Holmes por haberle salvado la vida.
Puedes ver la escena en este vídeo:
¡Fue una escena muy conmovedora!
Es admirable lo que hicieron por Yahya, él venció todos los pronósticos y ahora es tan feliz como merece. ¡Comparte su inspiradora historia! Jamás debemos perder la esperanza.