Tener que enfrentar un padecimiento tan serio como el cáncer con tan solo 2 años de edad es algo por lo que ninguna persona tendría que pasar, es una edad en la cual debemos estar disfrutando de la vida y no sufriendo.
Sin embargo, una enorme cantidad de niños cada año se ven forzados a comenzar su existencia en este mundo luchando por sus vidas, pasando por tratamientos dolorosos que incluso pueden llegar a poner en peligro la vida que intentan proteger. De ser diagnosticado con tiempo, el cáncer puede ser curado, mediante cirugía, quimioterapia y todo tipo de métodos, pero los milagros también pueden ocurrir.
La pequeña Zéa Lane fue diagnosticada con un cáncer en etapa cuatro cuando solo tenía 3 meses de vida; desde entonces, debido a la enfermedad y su respectivo tratamiento, la pequeña no ha sido capaz de tener una vida normal, haciendo amigos y asistiendo a la escuela, cosas que a su edad son importantes para el desarrollo del autoestima e inteligencia social.
Esto no ha pasado desapercibido ya que, ahora con 2 años, Zéa está consciente de que ella no es como otros niños, incluso ha llegado a hacer comentarios tan descorazonadores como: “Mis pies están rotos, mamá”, llevando a las lágrimas a sus padres, quienes solo quieren lo mejor para su pobre hija.
Sin embargo, con la ayuda de su familia, sus médicos y varios terapistas físicos, la pequeña Zéa ha aprendido a caminar refutando todos los pronósticos médicos que aseguraban que, debido al cáncer, Zéa nunca sería capaz de caminar o desplazarse por sí sola.
Ella estaba cubierta en cáncer”, dice su madre. “Comenzó en su columna y desde allí la enfermedad se expandió a su hígado, pulmones, riñones, médula ósea e incluso a su cráneo, casi la perdimos en ese momento”.
Se trataba de un tipo cáncer conocido como neuroblastoma, el cual afecta en su mayoría a niños pequeños.
“Los tumores le estaban comprimiendo su columna vertebral y la desviaron al punto de que temieron que quedaría paralizada por completo, de por vida”, recuerda la madre, quien con lágrimas en los ojos rememora cómo su bebé se encontraba sedada mientras ellos debían decidir entre realizar una operación para extirpar el tumor principal o iniciar la quimioterapia de inmediato, obviamente una decisión que ningún padre quisiera tomar nunca.
La cirugía dejo a la pequeña paralizada del pecho para abajo pero un maravilloso milagro le ocurrió a esta pequeña ya que hoy en día está aprendiendo a caminar.
Aún está creciendo y se está tomando la vida con muchas ganas, la dulce Zéa continúa aprendiendo a caminar a paso de vencedores, aún le queda mucho camino por recorrer, pero estamos seguros de que eso no la desanima en lo más mínimo.
Esperamos que siga evolucionando bien y que su ánimo nunca decaiga. Comparte esta inspiradora historia con tus amigos.